En la pasada contienda electoral (referéndum donde se aprobaría la reforma a la constitución venezolana) se sintió una verdadera fuerza de unión entre el ciudadano común, donde no importó su tendencia política.
Se sentía que verdaderamente se estaba defendiendo una causa, te sentías parte de ella, teníamos un objetivo común, que era el rechazo a la reforma constitucional.
Para esta contienda electoral del 23-11-2008, lamentablemente no se siente el mismo empuje, quizás porque las opciones que tenemos no inspiran mucho.
Desgraciadamente no estamos eligiendo candidatos, lo que estamos haciendo es votar a favor o en contra del presidente. Los candidatos en realidad no importan. Si vemos los de la revolución, estos fueron elegidos por el dedo de su máxima autoridad y los de la oposición por el pueblo, si, el pueblo representado por un porcentaje ínfimo de Venezolanos que fueron “encuestados” para averiguar qué candidato era de su preferencia, pero , ¿quien escogió los nombres de los que aparecerían en las encuestas?, ¿quién las financió?, ¿quiénes tienen acceso a los medios de comunicación?, los mismos de siempre, respaldados por su posición política y soporte económico.
Pero como dicen por ahí, esto es lo que hay! El objetivo en estas elecciones es simplemente votar por un color, el blanco o el negro. Es obligatorio balancear el tablero político del país, ¿lo ideal?, que nuestro mapa parezca un tablero de ajedrez, donde se equilibren las fuerzas políticas; es por eso que es tan importante participar.
El balance es necesario e importante para Venezuela, sin embargo en futuros procesos electorales, estaremos obligados a reflexionar en cuanto a nuestros actores políticos, cuyas luchas parecieran solo por el poder, algunos de ellos, ya con más de 10 años en ejercicio (mandando pues!), ¿es esto bueno para la democracia?, ¿Qué pasa con la alternabilidad de los gobernantes?, ¿no es acaso esta alternabilidad la que garantiza que un gobierno no se llene de vicios?; y estoy hablando de gobierno en todos sus niveles.
De alguna manera es obligada la aparición de nuevos actores en el futuro, que hagan de las contiendas electorales, lo que debe ser, con respeto, donde se compita con ideas y talento, y no con demagogia y descalificación.
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